Este laberinto subterráneo, excavado a lo largo de varios siglos, en algunos puntos hasta 4 pisos de profundidad, tenía principalmente dos utilidades: en las profundidades de estas cámaras subterráneas, desde 1380 se fermentaba y almacenaba cerveza. Más adelante, durante los bombardeos aéreos en la II Guerra Mundial, muchos ciudadanos de Núremberg encontraron refugio en estas mismas cuevas.